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Ciencia y Tecnología
Agua sin arsénico
Una planta de tratamiento, en la que intervienen las Facultades de Ciencias Exactas e Ingeniería, beneficiará a varias localidades de la Provincia.
vista de los tanques azules  que componen la planta

La Planta de tratamiento modular y versátil para la remoción de arsénico y otros contaminantes en fase acuosa, resultó seleccionada en la convocatoria "Ciencia y Tecnología contra el Hambre" lanzada por los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y de Desarrollo Social, junto al Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, entre 461 propuestas.

Un poco de historia

El Dr. Fernando Sebastián García Einschlag es Profesor Adjunto del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas e Investigador Principal de CONICET en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA). Desde hace más de diez años aborda la problemática del arsénico en estrecha colaboración con la Facultad de Ingeniería de la UNLP:  "empezamos en el Departamento de Hidráulica con unos reactorcitos muy pequeños, para ver si el principio de funcionamiento de la técnica permitía un proceso eficiente"

El investigador explica que "el arsénico posee mucha afinidad por los óxidos de hierro, en consecuencia, lo que probamos fue generar in situ dichos óxidos a partir de la oxidación de hierro metálico para capturar el arsénico; en este sentido los ensayos preliminares indicaron que el hierro metálico, pueden ser clavos o virulana que es el material que más frecuentemente utilizamos, en contacto con el propio oxígeno disuelto que trae el agua se oxida formando primero especies de Hierro (II) que a pH neutro se transforman rápidamente en especies de Hierro (III), con muy alta eficiencia para captar arsénico".

En este trabajo también participa la Ing. Dra. Eliana Berardozzi, quien realizó su Doctorado en Ingeniería desarrollando este tema en el INIFTA y actualmente continúa como becaria posdoctoral de CONICET en el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería. A medida que avanzó la tesis de la becaria se empezó, primero a dominar la técnica, posteriormente se encaró la construcción de pequeños prototipos para el manejo de muy bajos caudales de agua (alrededor de un tanque de agua por mes), después se escaló a un tanque por semana hasta llegar en 2014 a manejar un caudal de un tanque por día. En ese momento el equipo de investigación realizó una primera experiencia en la localidad de General Rodríguez, después el equipo de trabajo entró en contacto con la cooperativa de provisión de agua de la localidad de Castelli. "Allí realizamos varias pruebas del prototipo que, luego de pequeños ajustes, mostró un muy buen desempeño para la aplicación en terreno". Como resultado de esta experiencia, el investigador menciona que la UNLP les otorgó el premio a la Innovación Tecnológica en el año 2016.

En la actualidad se está trabajando con una planta en la localidad de Verónica para tratar hasta 20 metros cúbicos diarios de agua. "Parte del equipamiento de este nuevo prototipo, explica el investigador del INIFTA, fue subsidiado por la SPU en el marco de un proyecto entre Universidades y Cooperativas, además de recursos aportados tanto por el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería como por las Cooperativas de Verónica y Pipinas". En este contexto, García Einschlag señala "nos postulamos para la convocatoria de "Argentina contra el hambre", porque necesitamos dar un salto en el nivel de automatización de la planta y ello requiere la incorporación de una serie de sensores para monitorear cada uno de los módulos y un sistema inteligente que ajuste las condiciones operativas de las distintas etapas del proceso, para que el sistema de tratamiento funcione correctamente y en cualquier condición".

 

La Planta y los desafíos a futuro

Lo obtenido por la selección del proyecto, unos 120 mil dólares, servirá para comprar distintos insumos que posibilitarán que la planta funcione en términos ideales en cuanto a lo planificado.

"Arrancamos el proyecto trabajando con reactores de volúmenes muy pequeños, haciendo investigación bien básica. A medida que fuimos desarrollando prototipos de diferentes escalas, trabajamos de manera interdisciplinaria y en relación con la comunidad. Estoy conforme con lo que hemos logrado y fundamentalmente agradecido de poder aplicar lo que aprendí durante toda mi carrera para la solución de un problema concreto", sostiene el investigador. Por otra parte, remarca que el desafío es que en los pueblos donde se trata el agua con arsénico, sus pobladores deben tomar conciencia que es agua para el consumo humano, no para lavar los autos o limpiar la vereda. Y eso obligará, seguramente, a un cambio de paradigma en cuanto al destino que se le dé al agua tratada. En ese sentido, hay un acuerdo con la gente de la cooperativa de la localidad de Pipinas, para establecer un punto de suministro para todo el pueblo, de agua segura para cocinar y beber.

Es importe recordar que el valor recomendado para arsénico en agua, por la OMS y por el código alimentario argentino, no debe superar los 10 microgramos por litro. Muchas prestadoras del servicio de agua en distintos pueblos de la provincia de Buenos Aires están en valores muy superiores a este número, ya que la ley Provincial todavía permite un valor de 50 microgramos por litro. Aun así, actualmente en muchos lugares de la provincia los niveles de arsénico superan los 50 e incluso los 100 microgramos por litro.

La planta diseñada entre investigadores del INIFTA y la Facultad de Ingeniería cuesta alrededor de 15 mil dólares un valor que, si se plantea en relación costo beneficio, para una población tipo de 5.000 habitantes no es desproporcionado. Por otra parte, los insumos básicos para el funcionamiento de esta planta incluyen el agregado de pequeñas cantidades de ácido (para ajustar el pH del agua porque algunas aguas de pozo son muy alcalinas) y alrededor de 600 gramos de virulana, que se recambia una vez por mes, y que sirven para procesar 10 metros cúbicos por día durante un mes. Es decir, se trata de una tecnología muy competitiva y el costo de tratamiento por litro es realmente muy bajo.

El Dr. García Einschlag señala; "estamos investigando sobre el tema y en la etapa final de un desarrollo que apunta a que la planta funcione correctamente y que sea fácilmente operable para cualquier persona con un mínimo de capacitación". Esta planta deberá, necesariamente, estar acoplada a un sistema de envasado o a un sistema de doble red, explica el investigador. El uso racional del agua tratada implica que la misma debe destinarse exclusivamente para bebida o para la preparación de alimentos. El paradigma de distribución de agua con un simple tratamiento de cloración y destinada a todo tipo de usos no es sustentable. La realidad es más compleja, los componentes que posee el agua son diversos y en muchos casos difíciles o muy costosos de tratar. En este contexto, surgen estos aportes desde las universidades y organismos de investigación públicos a favor de aplicar el conocimiento y tratar de resolver la problemática.

"Finalmente, señala el investigador, fue fundamental tener un acercamiento a las distintas comunidades con esta problemática para poder conocer de primera mano sus necesidades. Es muy importante abordar el problema de forma integral para poder arribar a una solución en conjunto. Considero que la Universidad debe estar al servicio de las necesidades de la gente y para esto es fundamental que haya una buena interacción, porque con los aportes de los distintos actores sociales se encuentran los caminos y las soluciones a problemáticas concretas y complejas que son difíciles de resolver de manera aislada"

El equipo

Doctora Eliana Berardozzi, Ingeniera Cecilia Lucino, Doctora Tatiana Arturi, Ingeniero Luis Ojer, Doctor Jorge Martín Miechtry,Doctor Eduardo Kruse,Doctor Fernando Sebastián García Einschlag

 

Actualizado el 02/06/2021
 
 
 
 
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