Medición de dióxido de carbono en laboratorios

El dióxido de carbono (CO2) está presente en el aire, con una concentración de aproximadamente 400 ppm (partes por millón). El aire exhalado por un ser humano puede tener 40.000 ppm de CO2. Cada día hay más evidencia científica sobre que una buena ventilación de los ambientes cerrados disminuye el riesgo de contraer enfermedades respiratorias como el COVID-19. Un límite prudente es evitar que la concentración de CO2 supere las 800 ppm. "Si se supera ese umbral, se deberá generar una mayor corriente de aire, abriendo más puertas y ventanas, forzando la circulación de aire fresco o, de no ser posible, disminuir la cantidad de personas en el ambiente, y como última instancia, evacuar", explica el Ingeniero Daniel Cappeletti, prosecretario de Hábitat y espacios seguros.
La facultad adquirió un equipo desarrollado por la UNAHUR - Universidad Nacional de Hurlingham, que permite realizar mediciones periódicas en los laboratorios en que se desarrollan las prácticas presenciales actualmente. Este aparato permite informar cuándo un espacio posee escasa renovación de aire para que se puedan tomar decisiones como apertura de puertas o ventanas que permita disminuir la concentración de las partículas en suspensión, también llamadas aerosoles, susceptibles de contener virus, que se pueden acumular cuando la ventilación no es suficiente.