Las propuestas de enseñanza desplegadas durante el 2020 con motivo del cierre de los edificios de las instituciones educativas a causa de la pandemia Covid-19 han tenido que pensarse e implementarse en contextos de incertidumbre y cambio permanente. La transición de la enseñanza presencial a la enseñanza remota (Hodges et al., 2020) nos ha desafiado, como nunca, a reimaginar la educación y rediseñar clases, recursos, estrategias, canales de comunicación y dinámicas de trabajo.
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La situación actual nos ha interpelado de manera profunda para revisar certezas, visibilizar prácticas institucionales, avanzar en medio de la incertidumbre, cuestionar y buscar respuestas a nuevas preguntas a la vez que experimentamos con nuevos formatos, lenguajes y lógicas propias de las interfaces digitales (Scolari, 2018).
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