¿Quién le tiene miedo actualmente a la tuberculosis? ¿Y a la difteria? Se suele decir que las vacunas son víctimas de su propio éxito, porque al ser tan efectivas en el control de las enfermedades inmunoprevenibles para las que han sido diseñadas, las invisibilizan. La percepción del riesgo a padecerlas disminuye tanto entre la población que hasta puede poner en riesgo los programas de inmunización por la baja de las coberturas. Tiene cierto sentido: ¿quién acepta el riesgo de vacunarse ante una enfermedad que cree desaparecida? El brote actual de viruela símica , que ha afectado más de una docena de países en los últimos días, podría ser un ejemplo de una situación del éxito de las vacunas aún más allá de lo obvio: las altas coberturas sostenidas hasta 1980 para la viruela humana habrían mantenido oculto el potencial epidémico de su pariente, la viruela símica, por décadas.
La monkeypox o viruela símica es una enfermedad zoonótica selvática, principalmente presente en África, cuyo agente causal es pariente del virus que causa la viruela humana. Tiene dos mecanismos conocidos de transmisión: desde roedores o primates, o contagio persona-persona. En este último caso, es a través de contacto cercano, gotas respiratorias, fómites, sangre, fluidos y las típicas heridas cutáneas. Se sabe, aunque no hay vacuna específica contra monkeypox, que la vacuna contra la viruela humana también otorga protección de por vida contra la viruela símica. La efectividad contra esta última se ha estimado en el 85%, es decir, de cada 100 vacunados contra la viruela humana sólo 15 serán vulnerables a la viruela símica. Esporádicamente se reportan casos importados en países donde no es habitual, siendo la trasmisión persona-persona muy rara.
Compartimos el artículo de la Dra Paula Bergero que recurre a los modelos matemátcos para tratar de enteder el brote de esta enfermedad