El Dr. Ignacio León tiene apenas 38 años y una importante trayectoria en investigación y diseño de nuevas drogas para el tratamiento del cáncer de mama más agresivo, el subtipo triple negativo. Además, conduce la Secretaría de Extensión de Exactas, con gran inserción en el trabajo territorial y la salud comunitaria en un momento difícil para la universidad y la ciencia. Recientemente ha sido distinguido con el premio "Estímulo 2024 en la categoría Ciencias Químicas de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales", también fue nominado al "Premio a labor cientifica y tecnológica y artistica de la UNLP "y el Senado de la Nación le entregará un diploma de honor en reconocimiento a su invaluable aporte en el campo de la ciencia y la tecnología. En la entrevista habla de la investigación, la extensión y la situación actual.
¿Cuál es la importancia de tu trabajo y cuál es el significado de estos premios?
Si bien los premios son individuales, vienen por un trabajo que es colectivo, que es interdisciplinario, que realizamos en el laboratorio varios docentes y extensionistas e investigadores. Nuestro trabajo está relacionado con el diseño de nuevos tratamientos o nuevas drogas para el potencial tratamiento de algunos tipos de cáncer de mama, el subtipo triple negativo, es el más agresivo, el que más metástasis genera, el que aqueja generalmente a mujeres menores de 40 años y tiene una posibilidad de sobrevivir mucho menor que otros. Actualmente se usan terapias que son refractarias o que son poco efectivas y que generan en muchos casos efectos adversos muy importantes. Nosotros frente a ese panorama, junto a otros grupos tanto nacionales como internacionales, estamos abocados a diseñar terapias nuevas utilizando metalodrogas, es decir, drogas basadas en metales, utilizando compuestos que tengan en principio bajo costo, que sean efectivos y que tengan el menor efecto adverso posible para esa persona que potencialmente lo pueda tener que necesitar.
¿En qué etapa del desarrollo están?
Estamos en fases preclínicas, trabajando con modelos celulares derivados del cáncer de mama triple negativo, usamos recreación de tumores biomiméticos en el laboratorio, es decir, recreamos modelos tridimensionales que simulan lo que sería un tumor en la persona, y que también tenemos estudios que hacemos junto con la Universidad Nacional de Quilmes y con el Hospital Roffo de la Facultad de Medicina de la UBA, ensayos en diferentes animales para ver realmente qué tan buenos son estos compuestos, si son tóxicos, dónde son tóxicos y cómo mejorar su actividad a través de nanotecnología o inteligencia artificial.
¿Qué tiempo lleva hacer una investigación sobre un tema tan complejo como el cáncer?
Nosotros llevamos más de 10 años trabajando y obviamente las noticias que salen son generalmente las buenas, las exitosas, cuando el compuesto funciona, pero en el medio se han quedado un montón de estrategias terapéuticas que hemos propuesto que muchas veces no funcionan. Son procesos que llevan muchos años. Para probar una nueva droga en fases clínicas generalmente puede llevar 30, 35, 40 años.
Además del trabajo sobre del cáncer de mama, también investigamos sobre otros tumores, hacemos algo en cáncer óseo y en cáncer colorrectal, siempre buscando nichos o vacancias farmacológicas donde no hay una terapia efectiva y donde podemos contribuir con drogas que sean más baratas que las que se encuentran en el sistema, que muchas pueden ser efectivas, pero son costosas y es difícil el acceso, sobre todo para países como los nuestros.
Ud usan nanotecnología e inteligencia artificial, eso supone estudiar e ir actualizándose porque son áreas y disciplinas que van cambiando día a día y sobre todo en Estados Unidos y en Europa, que tienen otros presupuestos y avanzan a pasos agigantados.
Por eso es muy importante esta idea de ver cómo se puede aportar desde Latinoamérica o de nuestro país en ese orden y también son importantes las colaboraciones, tanto nacionales como internacionales, más en un momento tan complejo como el que estamos viviendo a nivel presupuestario. Y también es muy importante destacar que en el Centro de química orgánica (CEQUINOR) diseñamos plenamente un compuesto que en marzo mandamos al Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (INPI), pensando en esa idea de también tener soberanía en el futuro en este tipo de cuestiones vinculadas a la salud, generando una patente de Conicet y a la Universidad Nacional de La Plata.
¿En qué influyen las políticas, o estas no políticas, en la función cotidiana de quienes investigan en cuanto a sus expectativas, a sus logros?
Influye en todo. Es muy importante entender que los recursos humanos, las personas becarias y estudiantes que están en el último año que están desarrollando su doctorado o su postdoctorado, son un insumo fundamental no para mí como investigador, sino para el desarrollo del país, para poder desarrollar soberanía científica en todas las áreas. Y ha habido un gran recorte, se han dado un 25 por ciento de las becas respecto a las que se estaban dando y encima se demoran los pagos. También hemos tenido un desfinanciamiento muy grande sobre los insumos, no solo no se han abierto convocatorias a proyectos que se abrían todos los años, sino que no se han pagado los proyectos o los compromisos que ya estaban asumidos. Eso es un deterioro que es muy grande porque es muy difícil pensar en competir con el afuera y en poder desarrollar tecnología nueva si uno no tiene insumos para llevarla a cabo.
Ahora que se está discutiendo el presupuesto 2025, me parece que es muy importante que podamos apostar y podamos poner de alguna manera a la voz o a la discusión en qué plata se va a invertir en salud, qué plata se va a invertir en ciencia y técnica y qué plata se va a invertir en educación. Me parece que esos son tres puntos que son fundamentales para lo que viene.
Este contexto también afecta a la extensión, ¿cómo están pensando el trabajo desde la Secretaría a tu cargo?
Desde la Secretaría venimos desarrollando varios trabajos en el territorio, sobre todo tenemos varios programas, entre ellos de soberanía alimentaria, de salud visual, el laboratorio de salud pública que sigue activo con varios proyectos relacionados por ejemplo con medición de pacientes con tiroides y varias patologías que estamos abordando. Hemos hecho capacitaciones y seguimos haciéndolas, hace unos días hubo una capacitación sobre abordaje integral del dengue y estamos haciendo un taller para producción de repelentes en convenio con diferentes municipios.
¿Cómo funciona el convenio por los repelentes?
Los municipios ponen todos los insumos, nosotros ponemos nuestro conocimiento y el recurso humano, y se retiene un porcentaje de esa producción a demanda para el trabajo en facultad y los trabajos territoriales en proyectos de extensión, sobre todo en los centros de extensión comunitarios que tenemos en la Universidad Nacional de La Plata. Es una manera de poder llevar adelante la producción de repelentes sin presupuesto propio nuestro, porque no lo tenemos.
Por otra parte, me parece que es un mecanismo interesante y que también lleva a la universidad al pueblo, lleva a la universidad en su interrelación con los municipios de la provincia. En Berisso ya hemos entregado mas de mil repelentes, y han venido de municipios con poblaciones chicas como Monte Hermoso hasta municipios más populosos como Berazategui o Almirante Brown que nos han consultado.
¿Y también es una manera de formar a estudiantes en el trabajo extensionista?
Nuestro objetivo es el abordaje integral de los problemas, hacemos repelente porque tenemos la carrera de farmacia y porque tenemos proyectos de extensión de formulaciones magistrales, pero también estamos en el voluntariado de la Secretaría de Extensión de la Universidad en convenio con la Secretaría de Salud del Municipio de la Plata, trabajando en los barrios con descacharreos, llevando información de la importancia que tiene la vacuna en algunos casos y también entregando repelente.
Por otra parte es una manera de formar a los futuros farmacéuticos, bioquímicos y de todas las carreras de salud que tiene Exactas, que son parte de esos proyectos. Y no solo estudiantes de esas carreras, sino a no docentes que se han sumado a los talleres de producción de repelente, etiquetado y demás.
También han participado chicos y chicas que están cursando sexto y séptimo año de la escuela secundaria, de escuelas técnicas, de tecnología química, eso es un semillero muy lindo e interesante como posibles potenciales estudiantes de las carreras de Exactas.
Entrevista realizada por Cristina Pauli y Gustavo Vázquez