El síndrome metabólico (SM) es un verdadero problema de Salud Pública, afecta aproximadamente al 25% de los adultos en Latinoamérica y su prevalencia continúa en aumento, probablemente como resultado del incremento en la obesidad. La Diabetes mellitus también es preocupante, ya que en nuestro país hay alrededor del 4-5% de la población que la padece, de los cuales entre el 35 y el 50% (según la región) desconocen su enfermedad.
En estas afecciones influyen factores genéticos así como nutricionales, entre los que se incluye un alto consumo dietario de lípidos y de azúcares refinados como la sacarosa y la fructosa, que es el principal azúcar presente en las gaseosas y otras bebidas dulces no dietéticas.
Ambas patologías suponen un deterioro del sistema óseo de quienes la padecen. Desde hace aproximadamente 25 años se ha asociado a la Diabetes mellitus crónica con alteraciones esqueléticas y del metabolismo fosfocálcico, con reducción en la densidad y contenido mineral óseo (osteopenia u osteoporosis), aumento en la incidencia de fracturas y disminución en la reparación de las mismas.
Resultados de investigaciones realizadas por investigadores del LIOMM (Laboratorio de nuestra Facultad dirigido por la Prof. Dra. Ana María Cortizo y co-dirigido por el Prof. Dr. Antonio Desmond McCarthy), sugieren que esas alteraciones esqueléticas se deben en parte a una acumulación de productos irreversibles de glicación avanzada (AGEs) sobre el colágeno óseo. La glicacion es una reacción química producida por la glucosa, en este caso sobre los huesos, que no permite que se realice bien el recambio óseo, es decir que una porción de hueso envejecido sea degradado más lentamente por osteoclastos, con el agravante de que la posterior formación de hueso nuevo por osteoblastos no alcanza a compensar esta degradación. Esto genera en consecuencia una acumulación de imperfecciones y una pérdida de densidad mineral ósea que incrementan el riesgo de fracturas. Además, dichas fracturas serán difíciles de sanar por estar deprimida la formación ósea.
Tambien se ha señalado al síndrome metabólico como otro posible factor de riesgo para alteraciones del metabolismo óseo. En los últimos 10 años se han realizado numerosos estudios clínicos para evaluar los efectos de esta enfermedad sobre la calidad del hueso y sus consecuencias clínicas, es decir la incidencia de fracturas por fragilidad. La mayoría de los estudios han encontrado que tanto en hombres como en mujeres, el desarrollo del síndrome metabólico se asocia con un mayor grado de osteopenia y osteoporosis, y con un incremento significativo en la incidencia de fracturas osteoporóticas no vertebrales (es decir, de cadera y de muñeca). Sin embargo, no se han aclarado aún los mecanismos celulares y moleculares involucrados en este efecto.
Así, patologías metabólicas como la Diabetes mellitus y el síndrome metabólico pueden tener consecuencias negativas sobre el hueso, por lo cual resulta pertinente analizar el posible efecto adicional y directo sobre el hueso que pudieran tener diferentes estrategias farmacológicas frecuentemente usadas en pacientes con dichas enfermedades.
En la última década ha surgido abundante evidencia a partir de estudios básicos y clínicos, que demuestra que algunas drogas que se utilizan para tratar estas enfermedades como las tiazolidindionas o TZD (fármacos insulino-sensibilizantes agonistas del factor de transcripción PPAR-gamma) poseen efectos deletéreos sobre el hueso. Las TZD actúan sobre las células progenitoras de la médula ósea (CPMO), promoviendo su diferenciación hacia células adiposas en lugar de osteoblastos especializados en la formación ósea. La administración crónica de TZD genera entonces una disminución en la densidad mineral y calidad del hueso, y un incremento en el riesgo de fracturas, que se sobre-agrega a las alteraciones del hueso en el mismo sentido que las generados por la Diabetes mellitus y/o el síndrome metabólico.
Otro fármaco insulino-sensibilizante muy usado en la práctica clínica para el tratamiento de Diabetes mellitus y síndrome metabólico, es la Metformina. Recientemente, investigadores del LIOMM descubrieron que el tratamiento con Metformina por vía oral promueve el crecimiento de los huesos, y mejora la reparación de lesiones óseas inducidas quirúrgicamente.
Simultáneamente hallaron que la administración oral de Metformina promueve la diferenciación de las células progenitoras de la médula ósea a osteoblastos formadores de hueso; es decir, un efecto opuesto al que provocan las TZD. Estos efectos se observaron en animales con y sin Diabetes experimental. Más recientemente, encontraron que el tratamiento oral conjunto de Metformina con TZD, previene los efectos adversos del tratamiento con TZD sola sobre el hueso, en un modelo experimental de ratas diabéticas. Estos descubrimientos fueron publicados en revistas especializadas como Journal of Bone and Mineral Research, European Journal of Pharmacology y Diabetes Research and Clinical Practice.
Trabajando con modelos de ratas con síndrome metabólico inducido por una dieta rica en fructosa, los investigadores del LIOMM también observaron alteraciones en el metabolismo óseo y en estudios posteriores, investigaron si la Metformina podría prevenir las alteraciones del hueso provocadas por el síndrome metabólico. Los resultados obtenidos demostraron que la Metformina administrada en forma oral a roedores revirtió total- o parcialmente los efectos adversos del síndrome metabólico sobre la calidad y cantidad ósea de la región del cuello femoral, y sobre la capacidad de las CPMO de transformarse en osteoblastos activos para la formación de hueso nuevo. Estas investigaciones han sido publicadas recientemente en la revista especializada Metabolism y en Endocrine News.
Globalmente, las conclusiones de estos resultados obtenidos en el LIOMM podrían ser útiles para el diseño y la elección de esquemas de tratamiento farmacológico en pacientes con Diabetes mellitus tipo 2 y/o síndrome metabólico. Sin embargo dado que fueron obtenidos en modelos animales, antes que puedan extrapolarse a seres humanos será necesaria su confirmación mediante estudios clínicos controlados.
Prof. Dr. Antonio Desmond McCarthy