Aproximadamente 65 millones de personas padece epilepsia y el 80 por ciento de estas perosonas vive en países subdesarrollados. De ellas más de la tercera parte son refractarias, es decir no hay medicamento ni conjunción de medicamentos que sirvan para curar el problema de sus crisis epilépticas. Para estos casos lo único que se conoce es el cannabis, pero como la planta figura como droga peligrosa no hay muchos países en los que pueda usarse legamente, con los estudios y controles necesarios que supone el uso medicinal de cualquier planta.
En nuestro país el tema sale a la luz porque las madres buscan soluciones para sus hijos que convulsionan, haciéndose cargo del vacío que deja el Estado. Asumiendo los riesgos comienzan a cultivar el cannabis y a preparar el aceite que utilizan. Paralemente, y no con menos lucha, logran que la Administración Nacional de Medicamentos y Alimentos (ANMAT) autorice el ingreso legal a la Argentina del aceite de Cannabis para uso medicinal personalizado, pero todo esto se hace sin controles de calidad ni investigación.
El Dr. Luis Bruno Blanch, director del LIDEB, Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Bioactivos del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, explica que hay dos realidades en torno al tema, por un lado no hay un conocimiento profundo de los resultados de estas aplicaciones y las repuestas clínicas son contradictorias, y por otra parte no hay controles sobre el aceite que se usa. En el caso del fabricado por las familias de los enfermos, no se conoce el contenido ni las características, y del que se importa no hay testigos de control de calidad.
Así como la calidad del vino depende de su terroir, de la atura, del régimen de lluvia, es decir del medio donde está la viña, y esas condiciones son las que determinan que tenga más o menos metabolitos secundarios, que son los principios activos desarrollados, del mismo modo sucede con la planta de Cannabis, sostiene Blanch.
Por eso nos vamos a encontrar con que de acuerdo al lugar y las condiciones de cultivo, la planta va a contar con más o menos metabolitos, es decir principios activos, y por lo tanto la calidad y contenido del aceite que se fabrique con ellas será diferente. Para poder hacer un estudio serio, debemos saber qué tipo de aceite se utiliza y con qué concentración de modo que puedan evaluarse los resultados con una referencia concreta. Es posible que muchas de las repuestas negativas se deban a la dosis, y no a que el aceite no sirva.
Lo que hemos propuesto al presidente la UNLP, acompañados por el decano de esta Facultad, el Dr Carlos Naón y la Secretaria de Ciencia y Técnica Dra. María Elena Vela, es la preparación de estándares para controlar el aceite, con un registro del aceite que da que analice la cantidad de componentes y la concentración, porque lo que está haciendo hoy es tomar la planta en un determinado estado de maduración, se le hace un extractivo alcohólico, se elimina el alcohol pero no se sabe que componentes tiene ni en que concentración, precisa Blanch.
La propuesta de Exactas supone la creación de un equipo de salud interdisciplinario, con participación de profesionales de la Facultad de Agronomía que se ocupen de cuidado y control de la planta, de Medicina que aplique los protocolos del uso clínico y con el aporte de farmacéuticos y químicos en la producción y control de calidad del aceite, avalados por el ANMAT y las comisiones de ética pertinentes.
Para el investigador es necesario tener una política de salud que sirva a la población, con presencia del Estado en el control de la producción, y que el aceite de cannabis sea considerado un medicamento, que cumpla con los requisitos del control que establece el ANMAT para cualquier fármaco, estudiando los efectos adversos, la toxicidad y determinando la dosis de aplicación.
El Dr. Blanch fue consultado por la comisión de Salud del Congreso de la Nación, en la discusión del proyecto de Ley presentado por la diputada Gabriela Troiano, para la investigación y producción de cannabis medicinal en las universidades nacionales.